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Expuesto a una ambliopía forzada, debida a la provocada penumbra de la sala, me encontraba nuevamente en el departamento de la calle Maipú. Fanny me había hecho pasar, y mientras aguardaba la llegada de Georgie sentado en su sillón verde, me entretenía tratando de observar los cuadros de fotos familiares, en especial el retrato de ese militar que se me antojaba Francisco Borges. Ámbito austero, la mesa en el centro, la biblioteca con algunos libros encuadernados a la antigua dentro de los cuales Borges alguna vez me confesó que solía guardar dinero, en fin, la misma escenografía de siempre, sin el más mínimo cambio.
Finalmente, guiando a su bastón con suficiencia, llega y se sienta en el sofá ocupando el espacio del desplazado Beppo, el otro famoso personaje de la casa. Mi entusiasmo al verlo acercarse me impide la necesaria y elemental cortesía de saludar, hecho del que me doy cuenta demasiado tarde...
Borges: Buenas tardes…
Lecuna: Bueno… Básicamente, Borges, la idea que me trae esta vez a su casa...
Borges: Que curioso! Usted ha comenzado a hablar con tres palabras que comienzan con b. Los cabalistas inician sus pláticas o escritos con palabras que empiezan con b, al igual que la Biblia, que también empieza con b, como buen augurio ya que la palabra bendición comienza con b.
Lecuna:....
Borges: Las letras son consideradas por ellos como instrumentos de Dios, son sagradas, y previas a las palabras... Sí…¿Me decía?
Lecuna: Bueno... le decía ...que la idea es hacer en la Villa Victoria un Encuentro de Escritores, para charlar temas que hacen a la profesión, y además, para volver recrear algo que no pudo concretarse veinte años atrás: hacer en Mar del Plata "la Casa del Escritor", o sea, un lugar donde la gente de letras pueda ir, reunirse, pasar unos días...
Borges: ¿Qué ha sucedido con la quinta de Victoria? ¿Hubo que venderla, no?...
Lecuna: La compró la Municipalidad de Mar del Plata.
Borges: …porque era realmente un presente griego. ¿Qué podían hacer en la Unesco con dos propiedades en América del Sur? Evidentemente nada, ¿no? En un lugar tan lejano, tan perdido, como la República Argentina... Evidentemente nada. Como les cuesta mantener la quinta de San Isidro, tuvieron que vender la otra, y bueno, me dijeron que es un presente griego para ellos... Como Victoria no los consultó, les infligió, digamos, dos propiedades del todo inútiles en América del Sur...
Lecuna: Bueno, no me parece que sea para tanto... Creo que si la casa se arregla puede llegar a quedar muy bien, y además puede ser un recuerdo vivo de una época... antes que demolerla, como a tantas propiedades de principios de siglo... En general los argentinos no somos muy afectos a preservar nuestro patrimonio arquitectónico...
Borges: ...europeo
Lecuna: Bueno, eso puede ser tema de alguna charla en especial. Yo creo que lo europeo forma parte de nuestro patrimonio, en tanto que somos "euríndicos", como propone Ricardo Rojas...
Borges: Es verdad, aunque un poco más "euro" que "indios"...
Lecuna: Eso no se lo discuto...
Borges: Yo estuve en esa casa... era una casa grande, de madera, creo que de Finlandia... o Canadá... no me acuerdo, sí, sí.
Lecuna: Como Director de Cultura de Mar del Plata, inicié un expediente, el 19690/81, que persigue varios objetivos: la restauración de la casa de Victoria para convertirla en un Centro Cultural, la realización de un audiovisual sobre Victoria a cargo de Hugo Di Taranto, la utilización del parque como anfiteatro para realizar conferencias y espectáculos, una casa de té en el edificio aledaño, y la creación de una comisión honoraria integrada por personalidades de la cultura en la que obviamente sería importantísimo que usted
participara...
Borges: Estuve allí hace veinte o treinta años... una gran quinta...
Lecuna: ¿Cuál era su relación con Victoria?
Borges: Victoria fue muy generosa conmigo. Yo le debo a Victoria y Esther Zemborain el haber sido nombrado director de la Biblioteca Nacional. Eso fue en el año cincuenta y cinco. Querían nombrar a gente nueva que fuera notoriamente no peronista. Entonces, bueno, lo nombraron a Mujica Lainez creo que director de no sé qué museo, a Sábato director de la revista Mundo Argentino, a mí director de la Biblioteca Nacional. Eso fue en diciembre del cincuenta y cinco...
Ahora, el trato con Victoria era difícil, era una persona muy mandona... La revista era muy arbitraria. Al principio eran cuatro números al año, para darle una idea de periodicidad, correspondiendo con las estaciones. Nos costó mucho hacerle entender a Victoria que una revista tiene que tener secciones, no sé, que se ocupe de libros, de música, de teatro...
Lecuna: Y ella no quería...
Borges: Ella veía a la revista como una antología. Una revista como una antología tiene que fracasar, porque la gente no sabe qué puede encontrar.
Lecuna: Tengo entendido que estaban por sacar Proa...
Borges: Bueno, sí, pero yo no tengo nada que ver... El que estaba en eso era Brandán Caraffa, que fue fundador. Los directores éramos Brandán, Güiraldes, Rojas Paz y yo. Pero el que realmente ideó todo fue Brandán. Y lo hizo de un modo bastante ingenioso. Vino a verme a mí y me dijo que él había hablado con Pablo Rojas Paz y con Ricardo Güiraldes, y que habían resuelto publicar una revista que respondiera a la última generación, la generación de los jóvenes, y que ellos habían dicho que esa revista no podía prescindir de mí. Entonces me sentí muy halagado y comprometido... Nos reunimos con Brandán en el Hotel Alexander, creo que en la calle San Martín y Córdoba, sí...
El primero en llegar fue Güiraldes, quien dijo que "se sentía halagado porque habíamos dicho que una revista de jóvenes no podía prescindir de él". Luego vino Rojas Paz y comenzó diciendo "Estoy muy halagado..." y yo lo interrumpí y le dije: "Sí, nos reunimos con Güiraldes y Brandán, y resolvimos que la revista no podía prescindir de usted".
Esa fue toda una mentira urdida por Brandán, pero el fin era bueno, era que saliera la revista. Pusimos cincuenta pesos cada uno. Éramos cuatro, y con esos doscientos pesos bastaron para los gastos.
Lecuna: Qué edad tenía usted en esa época?
Borges: Y, yo tendría ...ticinco años
Lecuna: ¿Cuántos?
Borges: No sé, ...ticinco, no me acuerdo bien la fecha.
Lecuna: Perdón, cuántos me dijo, Borges?
Borges: Ya le digo, ...ticinco años...
Lecuna: Ahá (resignado). ¿Y cuántos números llegaron a imprimir?
Borges: Yo creo que once, once números, porque no había suscriptores, no había avisos, no se vendía, no despertó el menor interés la revista Proa. En cambio, la revista Sur se mantuvo porque Victoria era una mujer rica e iba dando dinero, pero no tuvo ninguna difusión. Duró bastante tiempo Sur.
Lecuna: Más allá de la continuidad y la difusión, cuál fue para usted la revista más importante?
Borges: Nosotros, que creo salía cada mes. Proa salía con bastante irregularidad, y Sur también. También había una revista que parece que va a salir otra vez... "Caras y Caretas".
Era una revista de temas generales, se ocupaba de lo que sucedía en las provincias, había muchas caricaturas, tenía dibujantes muy conocidos, había colaboraciones de escritores famosos como, bueno, Lugones, Unamuno y Almafuerte, y otros menos conocidos como, bueno, Carriego, Herrera y Reissig... Costaba creo que veinte centavos, salía todas las semanas, y había muchos avisos.
Lecuna: Ahí un poco se encuentra la explicación de porqué determinadas revistas culturales no llegan a durar unos pocos números, en cambio éstas que tenían una perspectiva más amplia, que tocaban la política y la realidad con ironía, con acidez, tenían más consenso y aceptación...
Borges: Si, desde luego, sí. Ahora hay revistas dedicadas a deportes, habrá alguna revista literaria, hubo y habrá revistas mundanas, revistas satíricas, pero Caras y Caretas reunía todo eso. Y salía cada semana, y costaba veinte centavos.
Lecuna: Alguna vez vi algunos ejemplares de Fray Mocho, y de PBT "para niños de 6 a 80 años"
Borges: Sí, pero PBT salió un poco después, como una imitación de Caras y Caretas, quien creo que era dirigida por el que firmaba Fray Mocho, creo que un tal Alvarez, un escritor entrerriano. Félix Lima publicaba también en Caras, y Carriego publicó muchas composiciones sobre las orillas que arruinó después...
Lecuna: ¿Todas estas revistas significaban una fuente de ingresos extra para los escritores que participaban de sus ediciones?
Borges: Creo que algunas pagaban las colaboraciones. Ahora, en Sur sucedió esto. Sur, nunca pagó, salvo a los extranjeros. Los argentinos pensaban que era un honor publicar allí.
Un día Victoria nos reunió en su quinta de San Isidro, después de haber salido varios números de su revista, y nos leyó una carta de Ortega y Gasset en la que estaba muy indignado porque había hecho una edición de sus obras en Chile, y llamaba "piratas" a los editores... Demasiado fuerte para eso... “temerarios navegantes”..., pero en fin, Ortega los llamó así.
Victoria nos leyó esa carta muy indignada, y de pronto se detuvo y se preguntó: “Supongo que nosotros pagamos las colaboraciones” Ureña le dijo: “Hasta ahora no se ha creído necesario”, a lo que Victoria respondió: “Pero sí hay que pagar, si no vamos a ser como los piratas chilenos”.
Desde entonces se pagó creo que veinticinco pesos una nota, cincuenta un artículo... Antes no se había pensado en eso... No se les había ocurrido a los editores dar dinero, porque por aquel tiempo no había esa idea. Yo recuerdo que mi padre era amigo de Cancela. Cancela le dijo que había gente que andaba diciendo “que él vendía mucho sus libro”, porque eso era para desacreditarlo, porque realmente no había vendido un solo ejemplar, y él no quería que la gente creyera que era un comerciante. Realmente él vendía los libros, pero le daba cierto pudor. Y en Estados Unidos sucede eso ahora. Todo el mundo habla mal de los best sellers, ganan mucho dinero pero no se los toma en cuenta entre escritores, nunca se habla de ellos.
Lecuna: ¿Cuándo se largó a escribir, Borges? ¿Cuando descubrió ese destino literario?
Borges: Desde que yo recuerdo, siempre leí y siempre escribía. Yo creo que siempre estuve leyendo y escribiendo. Sin embargo es imposible, tengo que haberlo aprendido. Yo no recuerdo haber aprendido a leer o escribir. Si hubieran dicho que eran actividades innatas, yo lo creería. Ahora, dicen que la memoria alcanza hasta los cuatro años, de modo que yo debo haber aprendido a los tres años, tal vez, porque si no, no se explica.
Lecuna: (en broma) O sea que muchísimo antes de llegar a ser un "mero bachiller ginebrino"...
Borges: Sí, exactamente. Caramba, qué informado está usted...
Lecuna: No me cargue, Borges...
Borges: Ahora soy Doctor Honoris Causa en una Universidad de Lousiana. Soy ciudadano honorario de Texas, también.
Lecuna: Si mal no recuerdo, la última vez que nos vimos, usted recién llegaba de Italia, de ese extraño "Congreso de Laberintos"
Borges: Es cierto, Lecuna. Y después fue a México.
Lecuna: ¿Qué fue a hacer a México?
Borges: Creo que fui a recibir el premio.... el premio Cervantes. No, no...
Lecuna: Ése es español...
Borges: Se me confunden los premios. Yo sé que recibí un premio mexicano que lo había recibido el año anterior Octavio Paz.
Lecuna: De todas formas, si hacemos una sumatoria de todos los premios y distinciones que usted ha recibido, compensa con creces el no haber recibido...
Borges: Tengo que sacar una cuenta... Con mi hermana...
Lecuna: Con Norah...
Borges: ...Resulta que tengo... soy trece veces - una mala cifra - Doctor, pero claro, "Doctor Honoris Causa". Un falso doctor, ¿no? Debo eso a la generosidad y a la indulgencia.
Lecuna: Si no me equivoco, el mérito inicial le corresponde a Cuyo, ¿no?
Borges: Sí. Eso me emocionó más que Oxford o La Plata... Fue en el año no sé si cincuenta y cinco o cincuenta y seis, no me acuerdo. Bueno, eso tuvo una raíz política también. La Universidad estaba como manchada de peronismo. Entonces no sabían qué hacer porque temían que el gobierno de la Revolución acabara con ellos. Entonces ocurrió lo que ocurrió con la Academia Argentina de Letras, nos eligieron a Mujica Láinez y a mí porque éramos notoriamente antiperonistas. En la Academia de Cuyo estaba un amigo mío de Adrogué. El director le dijo a mi amigo, cuando llegó la Revolución Libertadora: "¿Y ahora qué vamos a hacer? Hay que hacer algo!" Entonces mi amigo le dijo: "¿Y si nombramos un Doctor Honoris Causa que fuera notoriamente antiperonista?" "Es una buena idea - le dijo el director - ¿Quién se le ocurre a usted?"... "Podríamos nombrarlo a Jorge Luis Borges"... "¿Quién?", le dijo el director. "Borges, se llama Borges". "Bueno, yo no he oído hablar de él en mi vida, pero si usted se encarga..."
Efectivamente, yo fui allí con mi madre. Viajamos a Cuyo en tren. Viajamos todo un día y toda una noche y al alba llegamos a Mendoza, y ahí, esa misma mañana recibí el doctorado. Estaba muy emocionado. Con la Academia ocurrió lo mismo. Ellos habían recibido a Eva Duarte y tenían miedo que los disolvieran. Entonces, sin consultar, nos nombraron académicos a Mujica Láinez y a mí. Nosotros, muy honrados, no sabíamos que estábamos defendiendo a esa institución de lo que había pasado, ¿no?
Lecuna: ¿Qué es lo que había pasado?
Borges: Ellos la habían recibido. Para desinfectarse un poco, nos hicieron académicos a Mujica Láinez y a mí. Es muy raro cómo ocurren las cosas en la política. Se dijo que era por mis méritos literarios pero realmente no había tal cosa... La casualidad de tener un amigo que conociera a los profesores de allá de Cuyo.
Lecuna: Nunca voy a saber si las cosas que dice son porque realmente las siente o para provocar o descolocar a sus interlocutores...
Borges: ........
Lecuna: Recién trataba de decirle que la sumatoria de galardones recibidos ha superado holgadamente lo que podría significar un premio político por excelencia como es el Nobel...
Borges: Sí, pero el Nobel tiene otro prestigio que no tienen otros premios. Yo creo que la Academia Sueca está obrando bien, porque antes confirmaba famas, por ejemplo cuando Kipling, cuando André Gide, cuando Bernard Shaw, cuando Faulkner fueron premiados, eran famosos. En cambio ahora están descubriendo valores, por eso hay tantos premios que asombran a la gente. Yo creo que eso lo hacen deliberadamente. Se han propuesto no confirmar escritores conocidos sino descubrir escritores nuevos. Me parece que está bien que obren así.
Lecuna: Bueno, convengamos en que los suecos son coherentes con su manera de ser y pensar... El premio dado a Pérez Esquivel tiene una clara connotación política...
Borges: Eso puede ser, sí. Una persona que se ha hecho famosa con acusaciones del todo falsas, es Timmerman. Timmerman ha hecho creer al mundo entero que hay un antisemitismo especial aquí, lo cual es falso...
Lecuna: ¿Está tan seguro de eso?
Borges: Habrá antisemitismo, bueno, cuando yo era chico (...) los gallegos, los italianos, los gringos, pero nada más. Timmerman ha hecho creer que él ha sido perseguido por judío y no por sus manejos con Graiver y todo eso.
Lecuna: Hace poco pasaron por TV una miniserie - Holocausto - y al segundo día se profanó un cementerio israelita...
Borges: Sí, me dijeron eso, sí. Lo cual confirmaba lo del holocausto, ¿no? Más bien apoyaron esa tesis. En Mar del Plata ha habido siempre una mayoría socialista, ¿no?
Lecuna: Mar del Plata es bastante atípico, con respecto al resto del país... Pero me parece que los socialistas van a ir perdiendo la hegemonía, porque no le están dando cabida ni poder de decisión a la gente joven.
Borges: Este gobierno militar parece ser bastante incompetente. Un gobierno de militares es tan absurdo como un gobierno, no sé, de escritores o dentistas...
Lecuna: ¿Qué reflexión le merecen los militares de ahora con respecto a los de antes, habida cuenta que usted tiene ancestros militares?
Borges: Bueno, eran militares pero obtenían sus ascensos en los campos de batalla, era gente que se había jugado. Actualmente la carrera militar es la menos arriesgada de todas, ¿no? Se observan ciertas leyes de juego y se asciende... Mi familia sí es militar, en fin. Mi abuelo Borges se hizo matar en la batalla de La Verde
Lecuna: ¿Dónde se hizo matar?
Borges: Una revolución de Mitre que se chingó, porque Mitre fue derrotado y se, bueno, se entregó. Estuvo preso en la cárcel de Luján. Pero mi abuelo no, mi abuelo no sé por qué razones se hizo matar cuando la revolución ya estaba perdida, después que Mitre se hubo rendido. En el setenta y cuatro fue. Él inició su carrera militar como artillero, él era colorado cuando la plaza de Montevideo estaba sitiada por los blancos de Oribe. Luego, a los dieciséis él se batió en la batalla de Caseros. Después hizo la campaña del Paraguay, la del Desierto, las guerras civiles, y luego se hizo matar en esa revolución, en el setenta y cuatro, sí. Yo tengo muchos varones militares.
Lecuna: ¿Y cuál sería Borges, su reflexión con respecto a nuestra patria?
Borges: Yo no tengo ninguna solución que ofrecer, yo no tengo ninguna
esperanza, las cosas van de mal en peor...
Lecuna: Ahora, dentro de todo ese escepticismo con que todo el mundo vive... ¿no hay una luz?
Borges: Casi todos mis amigos están en la Recoleta. Yo soy un sobreviviente. Estoy ciego y solo. La gente que viene aquí, viene dispuesta a que yo les dicte algo, a que yo les pida que me lean algo en voz alta. Llevo una vida bastante sola. ¿Qué solución puedo ofrecer? Quizás, que para no padecer la historia, hay que hacerla... No sé. Soy un hombre grande, me canso fácilmente. No tengo soluciones. ¿Qué me puede esperar? Ya cumplo ochenta y tres años. Pero me gusta seguir viajando, si me invitan a algún país voy. Últimamente estuve en Venezuela. Qué raro, en Venezuela asistí a una fiesta muy rara, la del "coleo". Sueltan un toro...
Lecuna: El toro, símbolo de Europa... A mí me fascina la tauromaquia...El espíritu minoico...
Borges: …es un toro o un cebú, de unos tres años, y lo persiguen cinco jinetes. El toro corre revoleando la cola. El jinete, desde el caballo, agarra la cola y la retuerce. Eso produce un dolor muy vivo y el toro cae tumbado, de lomo, alzando las cuatro patas. Eso significa un punto para el coleador. Ahora, Lecuna, yo hablé con estancieros de la provincia de Buenos Aires, de la Banda Oriental y me dijeron que era imposible. Y ahora resulta que eso es muy común en Corrientes...
Fanny aparece, para recordarle que tiene que prepararse porque ya lo van a pasar a buscar. Me levanto, busco su mano para estrechársela, y mientras me despido, le digo:
-Hablando de Corrientes ¿Sabe usted porqué los correntinos están tan peleados con los chaqueños?
Borges: No sé, no lo sabía...
Lecuna: Por un problema de electricidad, ya que es bien sabido que "cuanto menos Resistencia, más Corrientes"
Borges: (sonriente) Avatares de la Física...